Del amor y otras historias - La pérdida del amor

 Cada noche, al llegar a casa, se comunicaba con ella. La quería, y era su comienzo y fin de la jornada. Ella aguardaba impaciente ese momento de charla que, a pesar de ser breve, hacía que la espera del día siguiente fuera más llevadera. Y entonces soñadora evocaba de qué forma iniciaron esa relación. fué a través de las Redes Sociales, como un juego. sin pensar en que llegaría tan lejos y tan profundamente arraigada.

No sabía cómo se fijó en él. No lo recordaba. Fué un juego con sus altibajos, sus rupturas y sus reconciliaciones. Sus intervalos en los que se juraba que no le prestaría más atención. " ¿ Que se había creído. que era el más solicitado de todos.? Muy bien. Pues me alegro por él..."  Se decía al final de cada discusión. Pero no podía pasar ni un sólo día sin escuchar su voz.  A él le pasaba lo mismo, hasta que comprendieron que "eso", iba más allá de un seguimiento al actor que se ponía de moda a pasos agigantados. 

A menudo  miraba las fotografías de algún artículo de revistas del corazón  que hablaban de él. Su fama crecía por momentos y a ella le parecía imposible que alguien pudiera fijarse en ella  tan insignificante y él tan guapo  popular.

— Precisamente por eso, porque eres alguien igual a mi. Nadie me ha regalado nada —solía decirla, pero a ella no le cuadraba esa explicación, Llevaba muchos años entre bambalinas, no era un recién llegado ni nadie le había regalado nada que no surgiera de su intenso trabajo por superarse. 

Cada mañana se levantaba casi al alba para hacer ejercicio antes de ir al estudio donde rodaba la película de turno. Con mucha suerte, terminaría a la hora de cierre. es decir a las siete de la tarde, en que el director decía "corten". Ni siquiera iba a su casa a almorzar. Con un desayuno frugal cogía su coche hasta los estudios. Los fines de semana. casi siempre tenía algún anuncio de publicidad  o entrevista. No podía decir que no. Precisamente por esa publicidad se había hecho popular, rico y al mismo tiempo obligado a hacerlo; una cosa lleva a la otra. Lo había aceptado en sus principios, cuando al empezar, necesitaba toda la publicidad del mundo, y ahora que ya lo había conseguido, no podía dejarlos en la estacada. De esa forma se creó una red de amigos y conexiones que le obligaban a mantener esa continuidad.

En realidad no lo necesitaba. Había alcanzado el triunfo, pero había sido en gran manera, por la publicidad que le dió a conocer anunciando una colonia para hombre, o una determinada bebida  étcetera. Ahora se habían convertido en amigos y forjado un nexo de amistad con ellos que no podía dejar de  lado, y firmando contratos de exclusividad con ellos.

Y fué gracias a un concurso de publicidad que se conocieron. Al principio fue una admiradora que seguía al artista, pero poco a poco, brotó simpatía y afinidad entre actor y seguidora. Cada vez su conexión era más frecuente, hasta que algo cambió entre ellos. El con curiosidad y la tentación de comprobar si lo que era verdadera admiración por él, o por deseo de penetrar en su vida y después vender sus secretos al mejor postor. Por eso él era receloso. Ella era sincera al expresar su profunda admiración hacia él, aunque le parecía tan absurdo, que dudaba de la buena fe de la muchacha.

Un día faltó a su cita y él la echaba de menos. Era muy relajante el conversar con alguien que hablaba de cosas normales de un mundo normal. Jamás hablaban del oficio que él tenia. Para ella  se trataba de alguien normal, que hacia un trabajo para nada normal y eso, le atraía más: que le tratara como a uno más, sin alabar su buena cualidad de actor. ni averiguar que es lo que ocurría cuando rodaban. Para ella era alguien que se dedicaba a un trabajo como otro cualquiera. Sólo la importaba que, a la hora de su contacto no le recordara para nada que era un sobresaliente actor. sino que tenía ese oficio, especial es cierto, pero que tenia que hacerlo para ganarse el "pan de cada día " como cualquier cristiano.

Hablaban de cosas cotidianas. Olvidaban que no se conocían, que él era actor,  ella ama de casa y en ratos libres escribía. Jamás rozaban, ni de refilón, el oficio de él. Ni jamás ella preguntaba por tal o cuál actor. Descubrieron un día que estaban enamorados y él se sentía a gusto con ella, porque le trasladaba al mundo real con sus problemas cotidianos. No sin esfuerzo, se había convertido en un hombre rico cuya única preocupación era cómo invertir bien sus ganancias con vistas a la vejez o al retiro .

Ella no tenía esa preocupación. Recibía el dinero justo para vivir pero podía hacerlo y, se sentía libre  de hacer lo que la viniese en gana, ya que no tenía a nadie que  le fijara los pasos que tenía que dar.  En un sentido, a pesar de que hacía infinita obras de caridad y mecenazgos, se sentía atado a un sistema que era muy distinto al de ella, pero también, hacía que ella, se sintiera más libre.

No tenía detrás una legión de personas que dirigían su vida. Que mientras durase un rodaje no podía aparecer en ningún sitio que no fuera marcado por la publicidad que podrá tener. O a cudir a alguna fiesta sin apetecerle y sonreír todo el tiempo a pesar de tener un dolor de cabeza  que le volvía loco. Deseaba estar en su casa. Quitarse los zapatosa carísimos. Tirar el esmoquin. Servirse una copa de algo y descolgar el teléfono para hablar con su "chica"´

Sin darse cuenta. Sin buscarlo, ni uno ni otro, el amor tocaba a su puerta. El amor real, del que se encuentra, no te lo buscan. Se dió cuenta, aunque sintiera inclinación hacia ella, aquella noche, en que su manager le fijó hasta la hora en que debía permanecer en aquel jolgorio. Solo deseaba salir de allí y ponerse cómodo en casa y escuchar las novedades que le contaría "su novia" normal.

Deseaba conocerla en persona al igual que ella, pero tenía que ser mediante un viaje organizado por el management y no improvisado como cualquier pareja normal. " No te puedes saltar el programa, eso ya lo sabía , le dijo  su representante con cara de pocos amigos. Tras una fuerte discusión de tira y afloja, llegó a la conclusión de que estaba prisionero por  el sistema y de que no era libre de hacer su santa voluntad fuera de las horas de rodaje. Todos eran libres menos él. Y tenía ganas de mezclarse con la gente normal. Que va por la calle tranquilamente con su chica, todos menos una figura relevante como era él. 

Y en ese momento pensó en ella. Hasta había pensado tendrían vida en común, como cualquier pareja de novios,  él no . Le habían presentado a una frívola mujer, atrapada en la misma mazmorra que él: no tenían derecho a hacer vida normal, con gentes de la que se hubieran enamorado y acudir a los sitios que van las parejas, y a amarse y pelearse, y besarse en la calle si les apetecía... pero la clausula de un contrato firmado, no sólo para rodar la película, sino para su vida normal, se lo impedía. 

La amenaza del descrédito, además de una cláusula maldita, que no le autorizaba a salir con quien quisiera, saltándose el contrato, fue la amenaza lanzada en aquella noche, en que estaba dispuesto a declarar su amor a aquella chica normal, que tenía un trabajo normal sin más cláusulas que una firma de su jefe y ella; esa era la firma de aquel contrato. No era de un salario millonario, sino de un sueldo que la permitía vivir, pero que era libre, sin ataduras, sin nadie que la dijera con quién tenía que salir. Y sonreír a pesar de que sean dos desconocidos pillados en la misma trampa. Y fingir ser pareja cuando en realidad sus caracteres chocaban frontalmente. En una palabra: no era un ser libre. Y recordó aquella dulce cara  que sonreía tras la fotocopia de su fotografía que le había regalado en una noche, a cambio de otra suya recortada de una revista del corazón.




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Autora: rosaf9494quer

Edición: Abril de 2024



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