ERRORES - Capítulo 3º - Sorpresa, sorpresa...



James desde antes de graduarse tenía en su cabeza el diseño que realizaría para su futuro hogar, el que habría de compartir con Emma y con los hijos que llegaran.  No le había dicho nada a su mujer, quería darle la sorpresa en su quinto aniversario de boda, pero las cosas no andaban muy bien entre ellos desde la escapada de James.

Ella había tomado una decisión, quizás de las más importantes que habría de tomar, pero quería a toda costa rescatar su matrimonio y por ello haría cualquier cosa.  Desde aquel día las cosas con su marido habian cambiado mucho. El ya no estaba tan cariñoso con ella, estaba distante y sonreia poco. Apenas hablaban mientras desayunaban. Muchos días a la semana no se reunian para comer; se lo impedian sus respectivos trabajos. Eso al menos es con lo que se justificaban, pero las noches tampoco eran demasiado efusivas. Apenas si hablaban mientras cenaban y sus conversaciones eran cortas, breves e intrascendentes. James no le volvió a preguntar por las campañas y eso la dolía grandemente a Emma pues para ella su trabajo  era muy importante.  Aquella noche Emma le dijo:

--James, tenemos que hablar

--Después de cenar, si no te importa, mientas tomamos el café. Presiento que no me va a gustar lo que vas a comunicarme y prefiero que la cena me siente bien.

--No, no. Es algo positivo y bueno, verás he pen....

--Querida, te he dicho que después de cenar, por favor.

Era tan frio y tan cortante el tono de voz, que Emma no se atrevió a replicar, ni tampoco le dijo nada tomando el café de la sobremesa.

--Cuando me vea siempre en casa, supongo que me preguntará algo..

Aquella noche se puso su camisón más sugerente, se cepillo el cabello y se perfumó cuidadosamente buscando los sitios más estratégicos. Se metió en la cama y con un  libro esperó a que James subiera, pero James no subía y ella al fin cansada de esperar se quedó dormida.  De repente la apertura de la puerta bruscamente la despabiló de su sueño. Un huraño James y malhumorado entraba en la habitación:

--¿Qué te ocurre,  qué ha pasado?

--¿Acaso te importa lo que me ocurra?

--Naturalmente que si, y lo sabes. ¡ Pero si hace rato que te dejé y estabas bien! ¿ por qué el cambio?

--Querida en cinco minutos te puede cambiar la vida, no es de extrañar que te cambie el humor.

--James ¿ has bebido?

--¿ Que si he bebido, que si he bebido? y soltó una carcajada.  naturalmente que he bebido, el vino en la cena y una copa con el café.  Pero a ti te da igual, ya ni siquiera te acuerdas de mis costumbres.

--Eso no es cierto sabes de sobra que me preocupo. Te quiero James, aunque tú ahora apenas si me dirijes la palabra.

--¿ Qué es lo que pretendes de mi? ¿Jugar?  Pues no estoy para juegos, o quizás si. Eres mi mujer y creo que eso me permite tener ciertos derechos que he perdido en los últimos tiempos, por eso tengo que salir de madrugada cuando mi señora esposa está dormida porque viene cansada del trabajo y no le interesa si su marido esa noche quiere hacerle el amor...

--James, sabes que eso no es cierto. Pero creo que deberías darte una ducha y acostarte. Indiscutiblemente no te encuentras bien

--¿Que no me encuentro bien? ¿ Quieres saber lo bien que me encuentro? Ya he visto que te has puesto un bonito camisón y te has perfumado. Todos esos detalles¿ son para tu maridito?

James se acercaba hacia ella y Emma empezó a sentir que las cosas no iban a ser como había planeado. James estaba algo bebido y de mal humor.  Ella al ver que se acercaba con no muy buenas intenciones, saltó de la cama y con un brazo intentó frenarle, pero él tenía más fuerzas y más deseos.  Le agarró por la cintura acercándola y ella percibía su aliento con olor al alcohol que le molestaba. Le rehuía, lo que más enfurecía a James.

--¿Qué pasa, te molesto? Pues lo siente mi amor, porque esta noche no te van a valer excusas.

--No por favor, James de esta forma no. Te lo pido por favor, se razonable. No estás en condiciones...

Por mucho que forcejeó no pudo evitar que James la besara con rabia y de un tirón rasgara su camisón.  No fué una relación como las que habían mantenido en tantas ocasiones con el amor que se tenían, ésta fué violenta y desgarradora que no gustó a ninguno de los dos.

Emma avergonzada se acurrucó en la cama en oposición fetal llorando desconsolada. James no paraba de mirarla sin comprender lo que había sido capaz de hacer a su propia esposa. La palabra violación resonaba en su cerebro y no paraba de repetirse ¿ por qué, por qué?

Aquella noche se volvió a marchar, pero Emma no le llamó ni le  esperó. Pasó toda la noche llorando sin terminar de creerse lo que había ocurrido. Ya nada sería igual





Volvió a casa al ser de día, cuando ya el sol apuntaba alto. Emma ya estaba vestida. Durante toda la noche había estado pensando en la decisión que iba a tomar:  ni siquiera le había contado que se había despedido del trabajo y que había dejado a su jefe montado en cólera.  Se había quedado sin trabajo pero eso no le preocupaba, la situación con James y lo que había decidido era lo que la angustiaba.

Una llamada suave a la puerta hizo que dejara de pensar por unos instantes en su problema para decir:

--Adelante, pase Claire

--No, no soy Claire, le dijo James.

Tenía una pinta horrible. Le había crecido la barba, tenía muchas ojeras y una inmensa tristeza en su rostro. Entro en la habitación que compartía con su mujer y mirándola de frente, se abrazó a ella y rompió en sollozos pidiéndole perdón.

Emma era la primera vez que le veía de quella forma y un nudo en la garganta le impedía pronunciar palabra, pero su decisión era firme y no había marcha atrás.

--Quiero el divorcio

Fueron sus  cortas y escuetas palabras.  James se apartó mirándola a la cara incrédulo por lo que acababa de escuchar:

--¿Qué, qué dices?

--Que quiero el divorcio. No voy a permanecer bajo este techo ni un minuto más, no lo soportaría. La escena de anoche la tengo clavada a fuego en mi cerebro. Anoche fuiste un salvaje, un bruto. No tenías necesidad de hacerlo, yo estaba preparada para recibirte y fuiste tan torpe que ni siquiera me miraste. No podría volver a dormir contigo nunca. Has destruido todo lo hermoso que había entre nosotros. Ni siquiera quisiste escucharme cuando lo que te iba a comunicar es que había dejado el trabajo y me iba a quedar en casa y concebir nuestro hijo, no me diste lugar a nada, a nada.

--Pero... no puede ser que me dejes. Eres todo para mí, eres mi vida entera siempre lo has sido. Por favor, perdóname dime lo que quieras que haga y lo haré sin rechistar, pero no me abandones no lo resistiría. Mi amor,  no te vayas por favor. Esto es una pesadilla, esto no puede estar pasando.

--Mi decisión es irrevocable. Ahora voy a ver al abogado y más tarde vendré a recoger la maleta con mis cosas. Cuando haya encontrado un apartamento recogeré el resto. Y a tí te deso lo mejor, que seas muy feliz y encuentres lo que estás buscando que seguramente será una mujer que te llene de hijos y que te ame de la forma que tu quieres. Adiós James

Y ante la perplejidad de él ,Emma cogió su bolso y salió de la habitación

James recordó con amargura que precisamente en ese día se cumplía el quinto aniversario de su enlace matrimonial y tenía preparada para regalarle la escritura de la casa que con tanto entusiasmo y secreto había construido como hogar. De repente se dió cuenta de que lo había perdido todo, porque en ella se condensaba su vida y sabía que cuando tomaba una decisión era muy difícil que se volviera atrás.

Abrió un cajon de su armario y sacó un sobre portando la escritura . La miró y llorando como un cghiquillo la arrugó hasta casi destruirla. Tanta era la rabia que tenía que acabó rompiéndola en mil pedazos. Ya nada le importaba, todo su mundo se había venido abajo como si fuera de barro.

El abogado amigo desde la universidad, no salía de su asombro, no podía creer que aquella pareja envidiada por todos, que eran novios desde niños, se destruyera en apenas   cinco años de haberse casado. Escuchó el relato de lo sucedido y aconsejó a Emma que lo pensara bien antes de dar ese paso.

--Habiendo amor se perdona todo, Emma. Por favor no lo destruyáis por una discusión. Eso ocurre entre las parejas, me refiero a la discusión, lo otro no estuvo bien, pero seguro es que llegó al límite.

--Si,si, yo todo eso lo comprendo pero no puedo volver a creer en él. Tengo el miedo en el cuerpo y pienso que siempre hay una primera vez para todo y quizás si se vuelve a dar la ocasión la escena se repita. Y luego está lo de su amante; sé que es fija y sabe Dios desde cuando la tiene. No me hará sentir culpable por querer prosperar en mi trabajo, no señor.

--Está bien, prepararé la documentación y cuando la tenga le enviaré la solicitud a su abogado. Me has dado un disgusto de los que hacen época, francamente de vosotros no lo esperaba.

Transcurrieron unos minutos más y Emma se despidió de su abogado saliendo a la calle desconcertada. Miraba a un lado y otro como si fuera la primera vez que pisara aquellas calles. Debería haber sido un día especial, y a cambio fué el fin de una gran historia de amor.


 

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