COMO TE QUISE TE QUIERO / Capítulo Quinto

Almudena en la actualidad

Alberto en la actualidad

Almudena oyó el ruido que produce la llave al entrar en la cerradura. La voz de su marido retumbó en todo el vestíbulo

-  Ya estoy en casa. Cariño ¿ dónde estás?. Celia  ¿no está mi mujer?
-Si señor, ha llegado hace poco de la calle. Debe estar en su gabinete. La encuentro muy rara...dice que tiene jaqueca, pero no sé...
-Voy a verla. Gracias Celia.

Alberto soltó su maletín y se dirigió en busca de su mujer.  Hoy llegaba muy contento. Era jefe de ginecología y había tenido un parto muy difícil, pero todo había salido finalmente bien.

-Almudena, mi vida ¿te encuentras bien? ¿ Los chicos están bien ?
-Hola cariño, si estoy bien y los chicos también. Precisamente Isabel llamó esta mañana para dar los resultados de los exámenes. Ha sacado nueve en bioquímica
-Excelente y Raúl ¿ no ha llamado ?
-No, quedó en llamar por la noche  para hablar contigo. Tengo que contarte algo. Siéntate, por favor.  No, enfrente no.A mi lado, te necesito cerca.
-¿Qué pasa? me preocupas. ¿Estás enferma?

Almudena le tendió el periódico por la página de la defunción de Luis. Alberto lo recogió y leyó despacio la nota de sociedad

-Oh, mi amor. Lo siento, lo siento mucho
-No  Alberto. Estoy apenada simplemente porque con él se va una parte de mi vida, de mi juventud y me duele que algo tan importante como fué para mi, se haya ido sin siquiera tener la voluntad de una buena amistad.  Nunca te oculté nada. Supiste desde el primer día mi decepción por él, pero tú has sido lo más importante, bueno y maravilloso que me ha ocurrido. Sabes que no estaba enamorada de ti cuando nos casamos, pero poco a poco con tu cariño y tu paciencia me ganaste y le pido a Dios que cuando llegue la hora de la gran partida, sea yo la primera, pues no podríia vivir sin ti. Nunca me abandones, nunca.

Alberto la abrazó fuertemente sin pronunciar palabra. Sabía lo que Luis había representado para ella, pero también sabia que ella le amaba más que a nadie y que su matrimonio era feliz, aunque habían tenido que  salvar muchos obstáculos. Ella lo era todo para él y había esperado durante mucho tiempo que ella se diera cuenta que siempre le tendría a su lado.

-Alberto, deseo ir a su entierro. Se realizará mañana en San Justo. Quiero que lo sepas. Solamente me mueve el recuerdo de mi adolescencia, pero puedo asegurarte que de quién estoy enamorada es de ti. Tú supiste enamorarme y curar las heridas que él me causó. Pero mañana será el final de todo; se habrá cerrado una página de mi vida, pero continúa, a tu lado, siempre, siempre.

Le tomó la cara con sus manos y le besó. Alberto la abrazó y besó repetidamente sus mejillas.

- Iremos, mi amor. Iré contigo.Siempre estaré a tu lado, nunca te dejaré sola. ¿ A qué hora será el sepelio?
-A las once sale del Tanatorio
-Muy bien, pues allí estaremos para darle el último adiós. Te quiero, te quiero. Eres lo más importante de mi vida, eres mi prioridad. ¿ Lo sabes, no?
-Si cariño, lo sé. Bueno ahora vamos a comer. Celia te ha hecho tu comida preferida. Si fuera más joven hasta tendría celos de ella. Te mima mucho, y es que¡ eres tan guapo !. ¿ Sabes lo que me dijo un día tu enfermera?  Que tenías una paciente que iba a la consulta frecuentemente porque estaba coladita por tí.
-¡ Qué barbaridad !Tú y mi enfermera sois un par de cotillas y de bobas
-¿ Por qué te has puesto colorado? ¡Es verdad... es verdad!
-Anda, anda. Pasa y vamos al comedor. Celosilla,. Nunca creí que diría esa palabra

Alberto le dió un leve azotito en el culete y tomando por la cintura a su mujer, riendo fueron hasta el comedor.

Sacramental de San Justo



Decidieron ir directamente al cementerio, y allí estaban los dos cuando la comitiva llegó. En primer lugar iba su mujer toda vestida de negro y dos chicos de aproximadamente  veintitantos o treinta años.  De porte regio como correspondía a la clase social que pertenecían, aunque el origen de su posición  por parte de padre, no fuera todo lo honorable que era de desear. Montseny padre se decía que había hecho el dinero por sacarlo de los presos rojos que estaban en prisión y ninguno de ellos consiguió salir en libertad. Almudena sacudió la cabeza para alejar de su mente esos pensamientos.  Su mirada se centraba en el ataud que encerraba el cuerpo del hombre que había amado.  Cuando la tierra golpeaba secamente la caja. Almudena metió la mano en el bolsillo y sacó el camafeo. Se acercó a la esposa que lloraba desconsoladamente y al darle el pésame, depositó en su mano el regalo que Luis le hiciera el día que la besó por vez primera.  En su cabeza retumbó la frase que dijera uno de los protagonistas de la película " "Como te quise te quiero", pero era curioso que la voz que ella oia era la de Luis y no la del actor.  Hecho esto ambos esposos cogidos de la mano salieron de la Sacramental. Alberto apretaba la mano de Almudena. Quería que ella supiera que lo comprendía, que no estaba celoso, porque al final fué él quién la consiguió y se unió a ella en  feliz matrimonio...

                        
SEGUNDA PARTE: En el principio....Alberto y Almudena

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