El otro lado del mundo - Capítulo 21 -El envio

A su regreso de vacaciones Bella recibió una carta y un pequeño paquete, con el mismo destinatario y lugar de origen: Taormina.
Se quedó perpleja. No comprendía aquello, ni a qué se debía después de tanto tiempo.  No le había olvidado, guardado en su memoria. Recogió ambos envios, y después de preguntar por las incidencias del negocio en la oficina, se encamnó a su apartamento personal, un pequeño bungalow igual al de los huéspedes y anexo al de su familia.  Les saludó, y se entretuvo con ellos charlando de lo bien que lo había pasado y lo interesante que había sido la Convención.  Estaba deseosa de poder irse a su apartamento. Florence, curiosa, la preguntó por lo que llevaba en la mano, y ella respondió con toda naturalidad, como si fuera lo más común del mundo:

- ¡ Ah, esto ! es un envío de un amigo de Italia
- No me habías dicho que tenías amigos en Italia
- No tengo amigos, mamá. Es alguien a quién conocí en el viaje. Trataba de hacer un libro y me preguntaba cosas de aquí como para documentarse.  Me prometió enviarme un ejemplar y aquí está.  Eso es todo

Maxim, escuchaba atento la explicación de Bella, sabiendo perfectamente a quién se estaba refiriendo. Intercambiaron alguna que otra mirada y ella, con un mohín, le dio a entender, que debía guardar silencio, y él ni siquiera despegó los labios.  En cuanto pudo, se escabulló,  e intrigada, ya en su casa, rasgó el sobre para primero leer la carta.  Estaba intrigada por saber lo que en ella le contaría.  Se quitó los zapatos y se tumbó en el sofá para descansar, mientras leía lo allí escrito., y que comenzaba asi:

Mi querida Bella:

Aunque hace tiempo fue publicado mi primer libro, hasta no hace mucho, pude conseguir tu dirección. Te envio un ejemplar y en persona, te entregaré mi segundo.  Me agradará mucho volver a encontrarnos y contarte las incidencias pasadas hasta localizarte. En un espacio pequeño de tiempo volveremos a vernos, pero ésta vez lejos, muy lejos de nuestro primer encuentro.

He de decirte, que siempre te he recordado

                                                               Aless

- ¿ Y ya está ?

No esperaba recibir nada de él, No le había olvidado, pero su recuerdo se iba distanciando cada vez más, pero a pesar de todo, la carta recibida le pareció fria y protocolaría ¿ Que esperaba ? Tanto él como ella, ignoraban el terreno que estaban pisando.  Probablemente viniera con su mujer, que a buen seguro sería aquella chica con la que estaba saliendo.  Y por la misma razón, él ignoraba si ella se mantenía soltera o convivía con alguien.  A pesar de la desilusión tenida con la carta, sonrió, recordando quizás aquel encuentro que la marcó, hasta el punto de no poder enamorarse de otra persona.  Abrió el paquete, y ante sus ojos tuvo el libro dedicado a su abuela, cuya portada era la de una muchacha con una maleta.  Todo ello era un dibujo al óleo, borroso, difícil de identificar con alguien. Lo abrió, y escrito de su puño y letra, leyó la dedicatoria que Aless puso para ella:

A Bella, esa desconocida que entró en mi vida y que nunca salió de ella.

¿ Qué significaba aquello ? ¿ Que nunca he salido de su vida ? ¿ Qué quiere decir ?  No casaban muy bien la carta con la dedicatoria.  Una pequeña luz de esperanza se abrió camino en su memoria, pero al mismo tiempo la rechazó:

-  No significa nada.  Una frase bonita de un novelista.  Bah... - Y dejándolo encima de una mesa, se dirigió a su habitación para cambiarse de ropa.  El viaje había sido ,largo y hacía bastante calor, y además con humedad alta.

Se acercaba la hora de partir.  Loredana seguía en casa de su hija; no quiso despedirse de su marido e hijo, que salían en pocas horas rumbo a Australia. Giovanni estaba desilusionado con la actitud de su mujer, pero no le importó demasiado "ya se le pasará ", pensó.  Alessandro, por el contrario, estaba eufórico, nervioso y deseando poder verse sentado en el avion, a pesar de que su encuentro con Bella estaba aún lejos de producirse.  Tenían un largo, largo camino hasta llegar a Noosa Leads.

Pero como no hay nada que cien años dure, también llegó el día de su llegada. Se hospedaron, como no podía ser menos, en el hotel regentado por Bella y su familia.  Había reservado dos habitaciones; todo normal, como cualquier otro viajero.  Preguntó por ella, pues la impaciencia le consumía.   ¿Habría cambiado mucho ? La recodaba alegre y bonita, muy bonita, pero habían pasado varios años y el tiempo a todos nos cambia.  La señorita que le atendió en Recepción le indicó la oficina donde podría encontrarla y hacia allí se dirigió.  Aguardó paciente, hasta que le dieron paso en el despacho; no había querido dar su nombre, deseaba darle una sorpresa.  Y se la dió.

Se encontraban, al fin, frente a frente. Ella seria y él lo mismo. Aless fue el primero que, avanzando hasta la mesa de despacho de Bella, extendió la mano a modo de saludo.  Ella, muy sorprendida no acertaba a corresponder, lo que hizo que Alessandro bajara la mano, porque entendió que no quería corresponder.  Ella salió de detrás del escritorio y avanzó hacia él que no dejaba de mirarla.  Al fin, ella, pudo articular palabra

-Pero... ¿ cómo...?
- ¿ Qué como he averiguado donde vivias ?  He tardado y me ha costado mucho averiguarlo, pero aquí estoy. Cumpliendo la promesa que te hice.  Por cierto ¿ Te gustó el libro ?
- Si, si mucho. Es bastante real, aunque también hay bastante de tu ingenio de escritor
- No tuve más remedio.  Te fuiste sin dejar rastro
- ¿ Que me fui sin dejar rastro? Te recuerdo que no tuve ni una llamada, ni nada que me hiciera pensar que había ocurrido algo especial. Pero si me reafirmé en que fui una conquista más en tu haber. ¿ Para qué iba a dejarte mi dirección ?  Estaba claro que lo pasamos bien, pero fue sólo eso: un pasatiempos para ti
-¡ Nooo !, estás equivocada
- Da igual - interrumpió ella - De eso hace mucho tiempo.  Te agradezco el detalle, pero creo que no has llegado hasta aquí para traerme el libro.  Como compensación te invito a comer.  Tenemos un chef de cocina muy bueno. ¿ Has venido con tu mujer ?
- ¿ Cómo dices ?- dijo él perplejo
-Si. Que si  te casaste con aquella chica con la que salías
- ¿ Te refieres a Teresa ? No no me casé con ella ni con nadie. Permanezco soltero ¿ y tú ?
- Pues tampoco, pero estoy medio comprometida a un inglés que ahora se encuentra en Londres.

Desmoralizado y triste, Alessandro quería salir de allí. El comportamiento de Bella le lastimaba. Él que había organizado el viaje con tanta ilusión, se había encontrado con una Bella soltera, pero totalmente distante.  Se había olvidado de él.  Decidió no entregarle su segundo libro; ya no merecía la pena.  Nada importaba.


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