El amor ignorado
Corrió a refugiarse en un portal de la intensa lluvia que estaba cayendo. Se había olvidado el paraguas en la oficina y a mitad de camino le sorprendió el aguacero intenso que caía sobre la ciudad. Imposible pensar en tomar un taxi; todos pasaban ocupados y además ¿ quién se arriesgaba a salir de ese refugio improvisado? Esperaría un rato para ver se escampaba.
Pero la lluvia no cesaba, y se le hacía tarde para acudir a la entrevista que, no sólo tenía que hacer, sino que lo necesitaba si quería ese trabajo. Sería de mayor categoría y además con mejor sueldo, es decir, infinitamente mejor que el que tenía actualmente.
Pero también echaría de menos muchas cosas, y eso la entristecía. Por ejemplo, Susan no la traería su café cada mañana al mismo tiempo que el suyo y así poder charlar juntas durante unos minutos. También las monsergas de su jefe, el bueno de Thomas, que se sentía paternal con ella, a pesar de las regañinas que se llevaba, la mayoría de las veces sin tener culpa. Pero estaba mayor; había trabajado mucho durante toda su vida, y se resistía a jubilarse, aunque la hora había llegado por muchas dilaciones que hiciera.
Y a Robert, su compañero y enamorado oculto, aunque toda la oficina conocía su amor por ella. Era de esas buenas personas, que precisamente por eso, por ser buena, todo le salía del revés, aún sin merecerlo. La quería desde el primer día que entró a trabajar en la empresa. Y fue él quién la enseñó el manejo de todo, quién tapó los errores cometidos al principio. Quién la protegía de algún compañero nuevo, que quisiera ligar con ella, con intenciones nada buenas.
Se le encogió el corazón tan sólo de pensarlo. Desde que supo su aspiración a otro trabajo, sus conversaciones con ella, fueron más parcas, y poco a poco su carácter, de por sí siempre amable, se volvió más reconcentrado. Eso disgustaba muchísimo a Stella, pero debía labrarse un porvenir y en esa empresa tenía todo el futuro hecho.
Y consiguió el trabajo, y dejó su vieja oficina por otra más céntrica, elegante y moderna. Allí no tenía a nadie que la enseñara la costumbre de la casa, ni quién la ayudara en algún trabajo urgente, como en la otra. Pero poco a poco se fue acostumbrando al ritmo marcado y dejando atrás su antiguo trabajo y sus antiguos compañeros. Y fue pasando el tiempo y habituando a su nuevo estilo de vida y a olvidarse de otro tiempo dejado atrás.
Un día en la cafetería, miraba las páginas de un diario sin demasiado interés, hasta que llegó a la sección de sucesos y vio con tristeza el incendio declarado en el edificio de su antigua oficina; entonces prestó más atención. Lo leyó ansiosa por obtener noticias, pero al llegar a un nombre, se quedó quieta en unas líneas, en un apellido, en un nombre Robert. Volvió atrás en la hoja por comprobar si se trataba de la misma dirección. No había duda, era su antigua oficina y el hombre fallecido en el siniestro el de su antiguo compañero.
El color huyó de su cara y un sudor frío recorrió su cuerpo. ¿ Cómo era posible haber perdido todo contacto con ellos? Buscó en su agenda el número de otro compañero y al fin pudo enterarse de lo ocurrido. Un cortocircuito en una instalación vieja, muchos papeles almacenados y el fuego propagado rápidamente.El señor Thomas inconsciente en el suelo por le humo y Robert que sin dudarlo entró a por él, consiguiendo sacarle. Pero una fotografía en el cajón de su escritorio estaba a punto de incendiarse, y volvió a entrar, pero no tuvo suerte al salir y murió con la foto entre las manos, protegida del fuego por su propio cuerpo.
No podía imaginar de quién era esa foto tan preciada para su amigo. ¿ Era de sus padres, de alguna hermana ...? Preguntó a su ex compañero. " No, era tuya. La guardaba como un tesoro ". Tuvo que sentarse para no caer desmayada al suelo. Hasta ese extremo la quería, y sin embargo ella nunca le había prestado atención. #1996rosafermu
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