El profesor
Tapó su cabeza con la almohada, al retumbar en la habitación el rin rin molesto del despertador. Había estado estudiando hasta bien entrada la madrugada. Se jugaba mucho en ese examen. Eran los últimos meses de su carrera; después vendría, quizá lo más duro no solo hacer su tesis, sino, una vez conseguida, buscar trabajo en lo que la apasionaba. Sabía que era difícil, pero desde muy pequeña quiso ser licenciada en Historia, asignatura difícil por lo extensa de la misma, pero había constituido como una obsesión para ella, y no paró hasta conseguirlo. Y ahora estaba a punto de ello.
Había sido un curso difícil por la poca concentración, que a veces, había mostrado. Y es que alguien la distraía, sin ella quererlo, pero que sucedía cada vez que le tocaba una clase con él. Ya no era una jovencita loca de bachillerato, y sin embargo se había enamorado como una principianta. A penas había hablado media docena de palabras con él, pero la forma de explicar su asignatura, la transportaba hasta la época en que explicaba y sin poder remediarlo, le hacía héroe de la misma. Y no lo era; más bien algo antipático y áspero, pero excelente explicando la lección.
Lejos de querer estar lo más cerca posible de él, le rehuía, y se colocaba en la ultima fila, en el último asiento de la grada en la clase de la Facultad. Esquivaba su mirada cada vez que él recorría la clase hasta encontrar al alumno a quién preguntar sobre lo explicado. Ella lo sabía sobradamente, pero era suficiente que él clavase sus profundos ojos grises en su cara, para olvidar todo lo retenido en su cabeza.
A veces se llevaba el enfado del profesor al interpretar que su silencio se debía a la falta de atención y de estudio por su parte; nada más lejos de la realidad, sino que bastaba una mirada para quedarse en blanco. Pero en un par de meses, toda esa admiración, o como quiera que ella lo interpretaba, terminaría, se olvidaría y podría avanzar en su vida.
Se estiró en la cama retorciendo su cuerpo y tensando los músculos. Dio un ágil salto y se levantó yendo corriendo hacia el baño para proceder a su aseo personal. Aún estaba bajo la influencia de sus pensamientos ¿ O había sido un sueño? ¡ Bah ! daba lo mismo lo que fuera. Lo importante es lo que tenía por delante y eran sus últimos exámenes, y después el olvido, la vida real y no las ensoñaciones de la no tan joven estudiante. Ajena estaba a los cambios que experimentaría su vida. Aquél profesor huraño y antipático constituiría el centro de su universo.
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