La trata

 Recién cumplidos los dieciocho años, Svletana era una joven preciosa, alegre y con ilusiones. Era la segunda componente de una familia normal, en un país, normal, de una Europa normal. Su padre trabajaba en un periódico local y su madre era enfermera de un odontólogo. Su hermano mayor aún estudiaba: quería ser arquitecto.  Una familia como cualquier otra, en cualquier lugar del mundo.

Pero no vivimos en un mundo normal, sino que soterradamente, existe un submundo que no conocemos, pero que está ahí, acechando a la primera ocasión para lucrarse de negocios fuera de la ley, pero que por lucrativos llenan los bolsillos de los más aborrecibles de los seres humanos.

Como joven y bonita tenía sus amigas y amigos, y era solicitada para acudir a fiestas, en las que no todo eran refrescos de cola y naranjadas. Algún desaprensivo siempre  mezclaba en el líquido alguna sustancia que no debía hallarse en esas bebidas.  Y acudió con sus amigos a una de esas fiestas a una casa desconocida, invitada por un desconocido con intenciones muy conocidas, pero no para ella.  Una copa, unos bailes, una música frenética y una cabeza mareada que no estaba acostumbrada a beber.

- No llegues más tarde de las once -. Le había dicho su madre

Pero para Svletana era su primera fiesta, en una casa de lujo, con amigos desconocidos, pero de alto pelaje y perdió la noción del tiempo.  Cuando quiso darse cuenta, eran las dos de la madrugada.  Su familia, al percatarse de que no había regresado, la buscaba incesantemente pero ¿ por dónde empezar?  Llamaron a sus amigos más directos, unos estaban ya en casa, y otros no habían regresado, pero no les dieron razón de  ninguna dirección.

Toda la familia, se lanzó a la calle para tratar de averiguar su paradero, pero todo era inútil: nadie sabía dar razón de ello.  Desesperados, acudieron a la policía, y allí, además de no resolverles el problema, les dieron unas noticias que helaron su sangre en las venas.  No obstante, quedaron en hacer averiguaciones.

A mediodía un furgón circulaba a toda prisa por una carretera secundaria pero que les conduciría fuera del país, y después siguiendo ruta hacia  algún lugar de Europa.  Dentro del mismo, apiñadas, aterradas y llorosas, iban seis muchachas unas más jóvenes que otras, pero todas aproximadamente de parecida edad.  Un par de ellas, estaban acurrucadas en un rincón del furgón para tratar de evitar sus propios vómitos. Otra pedía agua por favor. Una ni siquiera hablaba, ni pedía nada, sólo tenía la mirada perdida en un algún lugar, quizás asumiendo lo que les estaba ocurriendo.

No sabían la hora que era, ni por donde iban, ni hacia dónde.  Todas sabían que no iban a ningún paraíso sino todo lo contrario.  Lloraban pensando en sus familias, en sus padres, lo preocupados que deberían estar.  Tampoco sabían si era de noche o de día; sólo que el furgón no paraba en ningún sitio y el calor ,y el mal olor era insoportable dentro de ese recinto.

Rendidas, dejaron de pedir socorro, de dar golpes en los laterales del vehículo, y hasta de llorar.  Y entonces el silencio era asfixiante, tanto como la atmósfera que se respiraba allí dentro.  Pero al fin se detuvieron, y comprendieron que, los que iban conduciendo se bajaban, seguramente para comer, descansar o hacer sus necesidades, algo que a ellas les estaba vetado.  Golpearon con furia las paredes del camión. Con fuerza gritaron, pero nadie llegó en su ayuda; probablemente estaban en mitad del campo.  Pronto se rindieron ante la evidencia de lo que estaban viviendo.

A lo lejos, se escuchaba una música machacona, burda, repetitiva, y sacaron en conclusión de que estaban en la frontera, o en algún club de alterne de carretera y que su destino sería la prostitución.  Habían oído acerca de ese tráfico de mujeres, pero no le prestaron demasiada atención:  eso no iba con ellas;  nadie se atrevería a meterse con gente tan joven y de clase normal.  Eso sólo ocurría a las prostitutas.  Pero de repente se dieron cuenta de que ellas iban a eso. Venderían sus cuerpos a cambio de esclavitud.  Unas incrementaron su llanto, otras temblaban de miedo, y otras guardaron silencio, una vez más.

De repente, las puertas se abrieron y una bocanada de aire invadió sus pulmones.  Las hicieron bajar de mala manera, afeándoles que olieran mal. y como si fuera una cuerda de condenados a muerte, las introdujeron a prisa en el interior del club de alterne, cegadas por las luces de neón de color rojo, verde y de nuevo rojo, que reclamaban la atención de los posibles clientes.

Tendida en una mesa de forense, el cuerpo joven de una muchacha rubia esperaba su turno mientras el doctor tomaba sus huellas y un policía en silencio esperaba respuestas sobre su identidad. Lejos de allí el teléfono sonó a altas horas de la madrugada. Habían pasado quince días desde que Svletana faltaba de casa.  Una voz lacónica, fría, les dio la noticia.

- ¿ Es usted el padre de una joven llamada Svletana...?
- Si, yo soy
-Lamentamos comunicarle que su hija ha sido encontrada sin vida en el interior de un furgón abandonado en una carretera secundaria, entre la frontera de Francia con España. La Interpol nos pasó los datos y hemos comprobado la veracidad de su identidad.  Lo lamento.  El cuerpo será repatriado en breves fechas

El padre no daba crédito a lo escuchado, ni tampoco entendía cómo su hija había llegado hasta la frontera de Francia y España ¿ Quién la llevó? ¿ Cómo pudo ocurrir ? 

En comisaría el agente le explicó someramente lo que pudo ocurrir:

-Nos encontramos con estos casos con más frecuencia de lo que quisiéramos. Posiblemente, las muchachas fueron rechazadas por el comprador al no cubrir los parámetros que exigieron. Las metieron en el furgón y las abandonaron en una carretera intransitable. Allí encontraron la muerte, todas, apelotonadas unas contra otras, asfixiadas.  Sé que es muy cruel y doloroso, pero créame , que no es el primer caso.  Estamos investigando todo el recorrido, cómo las captaron y como tuvieron ese final.  Les iremos informando a medida que las averiguaciones se realicen.
- Todo eso está muy bien, señor policía, pero quiero saber cómo mi hija, una chica normal, de una familia normal, ha terminado en la mesa de un forense y muerta en un furgón abandonado...



Nota:  ¿ Ciencia ficción ? Un caso entre los muchos que se dan por la trata de blancas.

Autoría :  1996rosafermu
Derechos de autor reservados

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares