El vuelo de las golondrinas

   De nuevo la amenaza de reclusión. Hay mentes tan obtusas que no han entendido nada. Y me equivoqué al pensar que los tres meses de encierro en nuestras casas, nos había cambiado. ¡Qué ilusa!  Nada ha cambiado. Los animales han vuelto a recluirse, el ruido en las calles ha vuelto, y los irresponsables acuden a la playa como si no lo hubieran hecho nunca. Y eso  no es lo peor, sino que ni siquiera se protegen ni protegen a los demás.  ¿ Hasta cuando el egoísmo de primero yo, luego yo y después yo? En el corto espacio de un mes, hemos olvidado todo: el trabajo sin horas del personal sanitario, pero no sólo ellos, todos los que hicieron que nuestra vida fuera más llevadera. Todo su esfuerzo, su riesgo y en algunos su enfermedad y muerte, no han servido para nada.

Aquí está el homo sapiens, que de sapiencia veo que tiene poco, plantando sus pies y pensando que no va con ellos. No queridos, ha venido para quedarse por largo tiempo. Y una de dos, nos ponemos las pilas y hacemos lo que nos dicen, o todo se va de nuevo al carajo, así de sencillo.  Luego nos lamentaremos y buscaremos un chivo expiatorio a quién culpar, cuando los únicos responsables hemos sido nosotros.

Esta mañana me levanté y como una costumbre adquirida durante el confinamiento, levanté la persiana de mi habitación y miré al cielo. Hacía tiempo que no presenciaba tanto alboroto en las golondrinas.  Muchas muchísimas revoloteaban juguetonas una tras otras, incesantemente llenando el aire de alegría.  Pasaban muy cerca de mí, tanto, que una de las veces tuve que retirarme para que no se estrellaran contra mi cara.  Y eso me hizo feliz, y añoro los días de reclusión en que sólo los animales campaban por nuestras calles, tranquilos y confiados.

Cuando el sol apriete, ellas volverán a sus nidos, hasta el atardecer en que vuelven al recreo y los humanos salen a pasear, unos conscientes, con mascarilla, guardando distancias. Y otros a su aire como ni nada hubiera pasado.  No me extraña la indignación de las personas que han perdido a un ser querido ayudando a otros o sencillamente porque se contagiaron, y su pérdida no ha servido de nada.

Y volverán las oscuras golondrinas sus nidos a colgar.... como dijera el poeta.





Autora:  #1996rosafermu
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